Un futuro en clave tecnológica

Con Uber saltó la polémica. Cuando vimos salir a taxistas de toda Europa a la calle, en pie de guerra, fue cuando lo comprendimos.

Sí, fue justo ahí. Fue en ese preciso instante cuando nos percatamos de que la tecnología será la encargada de definir el futuro de la economía. Y, sobre todo, nos dimos cuenta de que el futuro es hoy.

 

David contra Goliath

Lo de la industria del taxi no es, no obstante, el primer indicador de los cambios que la tecnología está propiciando en los modelos de negocio y, por consiguiente, en la economía mundial. Es lo que se conoce como “sharing economy” o economía colaborativa. Se trata de un nuevo modelo económico que ha visto la luz apoyado en las redes sociales, Internet y las nuevas tecnologías en general. Un modelo en el que la innovación se pone al servicio del usuario final, favoreciéndolo. La Unión Europea hacía referencia a ella de este modo el pasado diciembre:

Representa la complementación ventajosa desde el punto de vista innovador, económico y ecológico de la economía de la producción por la economía del consumo. Además supone una solución a la crisis económica y financiera.

Sin embargo, las alabanzas de la UE no han logrado aislar a la economía colaborativa de la polémica que la rodea. Algo que resulta fácil de entender si tenemos en cuenta que supone un choque brutal contra el statu quo económico. Se trata de la batalla del mundo analógico contra el digital, de la economía tradicional contra la economía digital, del siglo XX contra el siglo XXI. Una revolución económica que será posiblemente comparable, a la larga, a la Revolución Industrial.

Antes que a los taxis, dentro de la propia industria del transporte, les tocó a los autobuses. Y antes que ellos, a la industria discográfica, los medios de comunicación, la telefonía, el alojamiento…Y la respuesta, aún sin salir a la calle “cacerola en mano”, fue la misma.

Hasta la fecha, toda industria que ha sido “víctima” de una disrupción tecnológica ha respondido del mismo modo, intentando hacer frente a esta, y ninguna ha salido airosa, más bien todo lo contrario. Lo desastroso del resultado proviene justamente de esa victimización, por ver la disrupción como amenaza y no como solución. Por hacerle frente en lugar de aliarse con ella.

Internet, con su corta historia de vida, está cambiándolo todo a una velocidad de vértigo. Ha irrumpido en los sectores tradicionales y es imposible dar marcha atrás: la transformación digital de la que nos han hablado ya está aquí. Por tanto, ¿por qué parar el cambio que traen consigo las nuevas tecnologías si conlleva un beneficio? ¿Por qué si hemos visto otros cambios tecnológicos que llegaron a nuestros hogares y a nuestras vidas como un avance, como un progreso que traía consigo un beneficio (llámese lavadora, lavavajillas, telefonía móvil…), hemos de ver estos cambios más profundos, a todos los niveles, como una amenaza?

Las empresas surgidas al amparo de Internet nacen para dar respuesta a necesidades actuales del modo más actual posible (valga la redundancia), aportando a los diferentes modelos de negocio un valor añadido que el mundo analógico es ya imposible que genere.

 

Finanzas 2.0: La banca también caerá

El sector financiero no será la excepción. La crisis económica y financiera ha hecho mella en la ya anteriormente deteriorada imagen de los bancos, el grifo del crédito solo gotea y nuevas iniciativas, como el crowdfunding, ganan adeptos como un primer paso para hacerles frente. Solo es necesario ver el caso de países como Estados Unidos, en el que el 70% de la financiación parte de vías no bancarias.

Esto hay que sumarlo a la madurez de los nativos digitales, quienes ya abogan por un futuro en que la industria financiera, como prácticamente todo, también esté en Internet. Así, un reciente estudio de la compañía Viacom hacía hincapié en que “el 70% de los jóvenes de entre 18 y 33 años cree que en cinco años el acceso al dinero y a la forma de pagar será totalmente diferente y el 33% no cree que vaya a necesitar un banco para nada”.

A sus vaticinios se suman muchos expertos que hablan de Google y Facebook como la banca del futuro, conscientes de que los gigantes tecnológicos no dejarán a salvo ningún sector.

No es de extrañar que todo apunte a que en unos años (más pocos que muchos) conozcamos un nuevo mapa bancario sin precedentes si tenemos en cuenta que el sector bancario no ha variado su modus operandi tras la crisis y su adaptación al presente y al futuro en clave tecnológica se limita, básicamente, a la banca electrónica. Gestionan procesos anticuados de una forma obsoleta demostrando que la banca no ha empleado la tecnología a favor de nadie más que ella misma. El ciudadano de a pie no ha obtenido nada.

 

Innovación financiera con impacto social positivo

En este contexto surge TrocoBuy. Como respuesta a la falta de crédito de las pymes y como una disrupción tecnológica que supone una innovación en los procesos de compra y de venta.

Partimos de la base de que no podemos ver los negocios como hace 10 años, cuando llegaron a la red. La tecnología no solo es más innovadora que nunca, sino que lleva intrínseco un claro componente social que ha motivado que las relaciones humanas hayan cambiado y con ellas, y por consecuencia directa, las relaciones empresariales. Del mismo modo que hablas con tus amigos a través de aplicaciones como Whatsapp o redes sociales como Facebook, ¿por qué en tus relaciones empresariales no te adaptas al siglo XXI? ¿Por qué continuar con esta tendencia de excesiva dependencia bancaria cuando no obtienes nada nuevo ni mejor? ¿Por qué te financias como en el siglo XX si nada es igual?

Vivimos un momento en el que la presencia en Internet no es un valor añadido, es básica para sobrevivir. Por ello, cuando entras en TrocoBuy accedes a un gran mercado online en el que empresas y autónomos se financian y hacen negocios sin necesidad de dinero en efectivo.

TrocoBuy entra de lleno en la tecnología disruptiva creando el freenancing (financiación gratuita), un modelo de negocio basado en la innovación en los procesos de compra y de venta. Constituye un método de pago único e innovador. Un nuevo concepto de crédito, de mercado, donde la internacionalización está a un solo clic y viene acompañada de múltiples ventajas para el empresario.

Se trata, por tanto, de una apuesta en clave tecnológica por poner en valor a pymes y autónomos, fuerza motriz de la economía. TrocoBuy es para todos ellos sinónimo de competitividad, de futuro. El futuro de tu empresa pasa por adaptarse a los cambios que la tecnología trae consigo y  el nuevo modelo de financiación que propone TrocoBuy representa, sin lugar a duda, el cambio dentro del sector financiero que pymes y autónomos necesitan.

A fin de cuentas, en un mercado cada vez más competitivo, cualquier ventaja puede ser la que marque la diferencia.

 

Míriam Rey

Departamento de Comunicación

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